COMO la tierra silenciosa espera
un labrador, apasionadamente,
así. Ya tengo el corazón caliente
de esperar bajo el sol a que Dios quiera.
A que quiera venir. Si Dios viniera,
si viniera Él aquí, si de repente...
¿Por qué pensaré en Dios tan dulcemente
cuando tengo en la vida quien me quiera?
Y me pongo a soñar, y se me llena
de sueño el corazón, y me parece
que cantan sobre mí. Pura, serena,
gira la tierra lenta del verano.
Desde la gana de vivir me crece
un ansia de llamar a Dios hermano.
En Antología y voz (2007)
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