Tuesday, November 10, 2020

The Heart in Poems: Margaret Atwood



Margaret Atwood

HEART

Some people sell their blood. You sell your heart.

It was either that or the soul.

The hard part is getting the damn thing out.

A kind of twisting motion, like shucking an oyster,

your spine a wrist,

and then, hup! it's in your mouth.

You turn yourself partially inside out

like a sea anemone coughing a pebble.

There's a broken pop, the racket

of fish guts into a pail,

and there it is, a huge glistening deep-red clot

of the still-alive past, whole on the plate.


It gets passed around. It's slippery. It gets dropped,

but also tasted. Too coarse, says one. Too salty.

Too sour, says another, making a face.

Each one is an instant gourmet,

and you stand listening to all this

in the corner, like a newly hired waiter,

your diffident, skillful hand on the wound hidden

deep in your shirt and chest,

shyly, heartless.


CORAZÓN

(traducido por  María Pilar Somacarrera Íñigo)


Algunos venden su sangre. Tú vendes el corazón.

La otra opción era vender el alma.

La parte más difícil es sacarte el maldito trasto.

Una especie de respingo, como al sacar una ostra de su valva,

tu espina, una muñeca,

y entonces, ¡alejop! ¡ya está en tu boca!

Una parte de ti se vuelve del revés

como una anémona marina escupiendo un guijarro.

Se oye un ¡plaf! interrumpido, el ruido

de tripas de pescado al caer en un cubo

y ahí está, un enorme y brillante coágulo de rojo intenso

del pasado aún vivo, que yace entero en el plato.


Se lo pasan de uno a otro. Es resbaladizo. Lo tiran,

pero también lo saborean. Demasiado áspero, dice alguien; demasiado salado.

Demasiado agrio, dice otro, poniendo mala cara.

Cada uno es un improvisado gourmet,

y tú estás escuchando todo

en una esquina, como un camarero inexperto,

con la mano, tímida y hábil, en la herida oculta

dentro de la camisa y el pecho, 

abatido, sin corazón.

 

En La puerta (2009)

Monday, November 2, 2020

Hands in Poems: María Sánchez



 I

Hay barro donde estaban las gallinas.

Cómo recuerdo sus manos despellejando a la 

liebre.

Acción:

acción y delicadeza.

Hasta que no aparecía la primera mancha, no podíamos cantar


nanas

satinadas entrañas rojas


invisible surge ahora la canción mientras las

hijas de esas manos recogen limones, rastrean

la tierra en busca de patatas, evitan la herida al

abrirse paso entre las malas hierbas.


Acción:

acción y delicadeza.


A la vez los hombres de la casa asisten a la ca-

sería: es así como las otras manos perpetúan al

depredador y al linaje. Es así como sucede de 

nuevo la mancha, la vida.


Acción: acción y delicadeza.


Pero yo 

todavía no tengo

nada 

en las manos.


En Cuaderno de campo (2017)