Showing posts with label Antía Otero. Show all posts
Showing posts with label Antía Otero. Show all posts

Thursday, October 5, 2017

An Afternoon of Words: Nell Leyshon

Ya os había hablado del libro Del color de la leche en una entrada anterior, una novela ambientada en la Inglaterra rural de 1830 que fascina no sólo por la historia que cuenta sino sobre todo por una narrativa concisa y brillante donde nada sobra y nada falta.

Ayer, además, gracias a la generosidad de la librería Cronopios, tuvimos el privilegio de escuchar a su autora, Nell Leyshon, y adentrarnos un poco en el nacimiento de la novela, el proceso creativo y otros detalles que la escritora de Glastonbury tuvo a bien compartir con su embelesada audiencia.




Antía Otero y Miguel Giráldez fueron los encargados de guiar el hilo de la presentación, y cada uno fue sacando a colación distintos aspectos del andamiaje literario y el estilo de Del color de la leche.

Nell Leyshon comenzó por leer un extracto de la novela con especial fuerza dramática y a continuación respondió a las preguntas de sus contertulios y de la audiencia. Os dejo aquí un pequeño resumen.

"No quiero ser una escritora consciente de mí misma", dijo Leyshon. "Cuando escribí en la voz de Mary, era Mary la que era poética, no yo, pues mi voz no está en el libro. La poesía viene de la sensibilidad de Mary, viene con las voces del libro".

Hablando de su uso del lenguaje tan exacto, mencionó su fascinación desde los 6/7 años con la lengua y las comas. "Era escritora ya entonces y no lo sabía". Aún hoy en día le fascina el lenguaje perfecto, pero dice que no hay que perder nunca de vista la narrativa, pues lo importante es la sensibilidad emparejada con el lenguaje.

El poder de las palabras y del lenguaje transciende la novela, ya no es sólo Mary quien accede al poder por primera vez al aprender a escribir, también Leyshon siente que "escribir lo que quiero, para mí es libertad, es poder, es un privilegio".

Al hilo de la emoción y la urgencia por contar, dijo Leyshon que la intensidad que nosotros sentimos en Mary al escribir era realmente la suya propia porque escribió el primer borrador (cortísimo) en tan solo tres semanas. Una vez finalizado el proceso, se puso a pensar sobre ese trabajo inicial desde el subconsciente (como escritora) y a la vez desde el yo consciente (como editora). Después de dos meses sin hablar con nadie sobre la obra, trabajando y revisando, se dio cuenta de que debía cambiar el final. Esa intuición sobre la narrativa, la acción y el ambiente, viene, dijo Leyshon, de su formación teatral.

Su proceso de construcción y su creatividad son precisos como los movimientos de un cirujano. Al contrario de otros escritores, trabaja de lo básico y mínimo al producto final. Ella lo comparaba a crear un cubito de caldo concentrado y luego ir añadiendo el agua, o a un esqueleto inicial al que se le van añadiendo músculos y piel.

Antía Otero estableció la conexión de la campiña inglesa con ecos en el rural gallego , e hizo alusión a Mujercitas o Ana de las tejas verdes, el contexto de Del color de la leche que presenta a una familia que tiene que trabajar para vivir y no hay lugar para la amabilidad. Leyshon lo justificó con la pirámide de Maslow, y lo relacionó también con un cambio de esencia a experiencia, y con la pérdida de la inocencia, evocando también aquí a Blake y su Songs of Innocence and of Experience.  

Por último, la pregunta que más pareció deleitar a la autora: ¿para quién escribe Mary? "Para ella, para sí misma, porque sus palabras viven y son un testimonio, una declaración. También para el vicario, porque es la verdad y quiere que la gente pueda verla y esté registrada en algún sitio. Para su abuelo, su madre y su familia. Y PARA TI".

Y por si os quedáis con ganas de más, aquí os dejo un enlace a una entrevista con Nell Leyshon de Foyles.

¡Gracias, Cronopios, por una tarde llena de palabras!

Fotografía de Xacobe Pato

Friday, November 18, 2016

The Heart in Poems: O cuarto das abellas


Cantas veces unha colección de poemas é realmente unha colección? É unha circunstancia extraordinaria que un poema se leve ben cos seus veciños. Porén un dos praceres de ler o poemario de Antía Otero, O cuarto das abellas (2016) é que van ben xuntos en enxame. O texto que abre o libro case de xeito cinematográfico, apunta "a luz do proxector" cara ás diferentes seccións, sen desvelar nunca cal delas constitúe o proceso de sublimación ou mesmo se este existe, máis ben invitándonos a zoar en torno á abellariza, a melisa, a formalina e testemuñar a esmelga.

E que terán as abellas que encandilan a nosa imaxinación? Humble Boy por exemplo usa os insectos como metáfora do que ocorre nunha familia cando a "raíña" non fai ben o seu traballo, ou The Secret Life of Bees emprégaas para indicar renovación e curación. En O cuarto das abellas son o medio, o símbolo recurrente mediante o cal se van conxurando imaxes ("Bater na tarde"), evocando escenarios ("Cedo"), fotografando sentimentos ("As casas deixan cicatrices", "Ver como te vas") ou picando onde máis doe ("Anular o son", "Matronas veladas"), creando así dúas ventás simétricas: a da paz e a da emoción violenta. 

Destacan os poemas pola súa claridade e delicadeza, e deste xeito caen as barreiras entre texto e lector. As propias escollas lingüísticas contribúen a este fin: Otero sabe que menos é máis e que remexer entre as liñas é unha tarefa fina que se debe asignar ao lector, daquela navéganos polos cantís da lingua, saltando entre o inexpresable, alternando a ambrosía e o bálsamo do mel coa dor e a calor ardente da picada.


No primeiro amor
o corazón
semella un Pantone

Non quixera morrer 
(...)
Recordareime 
nos códigos postais
nas estrías que deixaron trabada 

(extracto)



o cuarto das abellas from Antía Otero on Vimeo.