Sunday, May 19, 2019

Hands in Poems: Ana Rossetti (II)



RECORDATORIOS

"Fridays of my mind"

Sigo aún en la música
que mi mano en la tuya aprisionaba.
Lenta caricia era, era lento desierto,
era una larga noche donde tan sólo el tacto
fuera idioma y aviso.
Cada viernes en Mozart naufragaba.
Sigo aún en la música, sigo aún en tu piel
que en otoño amé tanto.
Las voces de los niños - agudos estiletes-
del coro de sopranos desgarraban las rosas,
los ligeros vestidos, con enloquecedora
persistencia.
Acuérdate: diciembre veintiuno.
Sigo aún tras mis párpados
inundada de música, aprendiéndote,
tantas las noches atesorando seda,
recordándote,
para en tu ausencia hacerte discernible.
No había felicidad: amor tan sólo
con su incesante ansia. Sólo un abismo había
de emociones confusas. Sólo música era.
No había felicidad en alcanzar tu boca,
-Sinfonía Patética, número seis, Chaikovski-
ni en rendir la continua vigilancia
de estallantes serpientes, cremalleras,
botón de la camisa, cinturones,
ingenuos baluartes para un hábil asedio.
No había felicidad en el asalto,
repentina intrusión a tu ternura tímida,
tan sólo exaltación, y quizás desconsuelo,
-Manuel de Falla, viernes diecinueve-
insistentes violines, quizás lluvia.
Sigo aún en la música,
sigo aún apoyada en el dulce declive
de tu hombro: viernes doce de octubre,
Concierto en Mi menor de Félix Menselssohn.
La Inacabada, Schubert, dieciséis de noviembre.
Veinticinco de enero, Mozart... Mozart...

No había felicidad, sólo música había
que en el rasgado escote de la noche
una gardenia fuera.

En Devocionario (1997)

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