Traducción de Cecilia Dreymüller
DESPRÉNDETE, CORAZÓN
Despréndete, corazón, del árbol del tiempo,
caed, hojas, de las ramas enfriadas
que antaño abrazaron al sol,
caed, como las lágrimas caen del dilatado ojo.
Mientras de la frente bronceada del dios del campo
los bucles todavía ondean al viento el día entero,
el puño bajo la camisa ya aprieta
la herida abierta.
Por eso sé duro si el suave lomo de las nubes
una vez más se te inclina,
no lo tengas en cuenta si el Himeto te colma
una vez más los panales.
Pues poco vale al labrador la brizna en la sequía,
poco un verano a nuestra estirpe grandiosa.
¿Y de qué da fe tu corazón finalmente?
Silencioso y extraño,
oscila entre el hoy y el mañana,
y su latido la indica
su caída fuera del tiempo.
En Poesía completa (2018)
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