Wednesday, March 30, 2016

Letters in Poems: Pablo Neruda (I)

Cando tiña 12 anos, miña nai regaloume Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda (1904-1973) nunha bonita edición de Círculo de Lectores con marxes amplas, letra grande e tapas coloridas. Xa por fóra me pareceu precioso, e os poemas que fun lendo lentamente, aínda máis. Tanto me gustaron que os copiei nun pequeno diario para non estropear o libro. Din algúns que a poesía só se comprende coa madurez, pero eu estou convencida de que se Neruda escribiu unha das súas obras máis célebres con 19 anos, eu con 12 algo, algo... tamén entendín.

Hoxe traiovos un poema deste autor, pero doutro libro, Los Versos del Capitán (1952). Non o lin completo, pero estaba a buscar poemas que sexan cartas, ou relacionados coas cartas e atopei este: "La carta en el camino". Ao parecer, o libro está dividido en 7 partes. As 5 primeras son "El amor", "El deseo", "Las furias", "Las vidas" y "Oda y germinaciones". Logo vén un poema chamado "Epitalamio", que significa "poema escrito para celebrar unha voda", no cal o poeta celebra a unión coa súa amada, que xa pasou previamente polas 5 etapas de noivado descritas en cada capítulo. Despois da unión, este último poema é o da separación, contrapunto necesario a todo namoramento.

LA CARTA EN EL CAMINO

ADIÓS, pero conmigo
serás, irás adentro

de una gota de sangre que circule en mis venas

o fuera, beso que me abrasa el rostro

o cinturón de fuego en mi cintura.

Dulce mía, recibe

el gran amor que salió de mi vida

y que en ti no encontraba territorio

como el explorador perdido

en las islas del pan y de la miel.

Yo te encontré después

de la tormenta,

la lluvia lavó el aire

y en el agua
tus dulces pies brillaron como peces.


Adorada, me voy a mis combates.


Arañaré la tierra para hacerte una cueva

y allí tu Capitán

te esperará con flores en el lecho.

No pienses más, mi dulce,

en el tormento

que pasó entre nosotros

como un rayo de fósforo

dejándonos tal vez su quemadura.

La paz llegó también porque regreso.

a luchar a mi tierra,

y como tengo el corazón completo

con la parte de sangre que me diste

para siempre,
y como
llevo
las manos llenas de tu ser desnudo,
mírame,
mírame,
mírame por el mar, que voy radiante,
mírame por la noche que navego,
y mar y noche son los ojos tuyos.
No he salido de ti cuando me alejo.
Ahora voy a contarte:
mi tierra será tuya,
yo voy a conquistarla,
no sólo para dártela,
sino que para todos,
para todo mi pueblo.
Saldrá el ladrón de su torre algún día.
Y el invasor será expulsado.
Todos los frutos de la vida
crecerán en mis manos
acostumbrados antes a la pólvora.
Y sabré acariciar las nuevas flores
porque tú me enseñaste la ternura.
Dulce mía, adorada,
vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpo
porque en mi corazón viven tus besos
como banderas rojas,
y si caigo, no sólo
me cubrirá la tierra
sino este gran amor que me trajiste
y que vivió circulando en mi sangre.
Vendrás conmigo,
en esa hora te espero,
en esa hora y en todas las horas,
en todas las horas te espero.
Y cuando venga la tristeza que odio
a golpear a tu puerta,
dile que yo te espero
y cuando la soledad quiera que cambies
la sortija en que está mi nombre escrito,
dile a la soledad que hable conmigo,
que yo debí marcharme
porque soy un soldado,
y que allí donde estoy,
bajo la lluvia o bajo
el fuego,
amor mío, te espero,
te espero en el desierto más duro
y junto al limonero florecido:
en todas partes donde esté la vida,
donde la primavera está naciendo,
amor mío, te espero.
Cuando te digan "Ese hombre
no te quiere", recuerda
que mis pies están solos en esa noche, y buscan
los dulces y pequeños pies que adoro.
Amor, cuando te digan
que te olvidé, y aun cuando
sea yo quien lo dice,
cuando yo te lo diga,
no me creas,
quién y cómo podrían
cortarte de mi pecho
y quién recibiría
mi sangre
cuando hacia ti me fuera desangrando?
Pero tampoco puedo
olvidar a mi pueblo.
Voy a luchar en cada calle,
detrás de cada piedra.
Tu amor también me ayuda:
es una flor cerrada
que cada vez me llena con su aroma
y que se abre de pronto
dentro de mí como una gran estrella.


Amor mío, es de noche.


El agua negra, el mundo

dormido, me rodean.

Vendrá luego la aurora

y yo mientras tanto te escribo

para decirte: "Te amo".

Para decirte "Te amo", cuida,

limpia, levanta,

defiende

nuestro amor, alma mía.

Yo te lo dejo como si dejara

un puñado de tierra con semillas.

De nuestro amor nacerán vidas.

En nuestro amor beberán agua.
Tal vez llegará un día
en que un hombre
y una mujer, iguales
a nosotros,
tocarán este amor, y aún tendrá fuerza
para quemar las manos que lo toquen.
Quiénes fuimos? Qué importa?
Tocarán este fuego
y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre
y el mío, el nombre
que tú sola supiste porque tú sola
sobre la tierra sabes
quién soy, y porque nadie me conoció como una,
como una sola de tus manos,
porque nadie
supo cómo, ni cuándo
mi corazón estuvo ardiendo:
tan sólo
tus grandes ojos pardos lo supieron,
tu ancha boca,
tu piel, tus pechos,
tu vientre, tus entrañas
y el alma tuya que yo desperté
para que se quedara
cantando hasta el fin de la vida.

Amor, te espero.

Adiós, amor, te espero.


Amor, amor, te espero.


Y así esta carta se termina

sin ninguna tristeza:

están firmes mis pies sobre la tierra,

mi mano escribe esta carta en el camino,

y en medio de la vida estaré

siempre

junto al amigo, frente al enemigo,

con tu nombre en la boca

y un beso que jamás

se apartó de la tuya.


Clic aquí para escoitar a Pablo Neruda recitando o poema

No comments:

Post a Comment