Ahora no tienes, corazón, el vuelo
que te llevaba a las más altas cumbres.
Lates, reptante, entre las hojas secas
del amarillo otoño.
¿Y hasta cuándo en la secreta larva de ti?
¿Volverás a nacer en la mañana,
a respirar la frialdad del aire
donde hay un pájaro?
¿Lo oyes?
Canta arriba, en las cimas,
como tú, como entonces.
Tú eres sólo latir cobijado en lo oscuro.
Al pájaro que fuiste dedicas este canto.
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