Dinnos os maiores que na vida cómpre saber casar tempo e coñecemento.
O coñecemento como activo imprescindible que ir sedimentando aos poucos ou en atracóns. Que chegue o momento e o poidas sacar a relocer. O dato exacto no momento xusto. A habilidade practicada durante moito tempo posta en acción no intre necesario. A visión da experiencia propia ou allea para resolver o problema inmediato. O bendito savoir faire elusivo que quizais só alcanzaremos cando sexa tarde e nos falten as forzas para levalo á práctica.
E vés ti, Manuel, dicirnos que tampouco sabemos morrer. Home, permíteme rotar a perspectiva, pásame as xeonlleiras e déixame tentalo.
Homes de ferro en barcos de madeira |
Los hombres no saben morirse
Los hombres no saben morirse…
Unos mueren no queriendo la muerte;
otros
la encuentran en un beso, pero sin estatura…
otros
saben que cuando cantan no le verán la cara.
Los hombres no se mueren completos,
no saben irse enteros…
Unos reparten en el viaje sus retazos de muerte;
otros
dejan el odio para cuando vuelvan…
Otros se van tocando el cuerpo
para saber si salen de la trampa…
Los hombres no saben morirse…
Unos van dejando su yo sin comprenderlo;
van dejando basura para esciba esotérica;
otros
se vuelven hacia adentro ante el vacío…
Pero todos,
con el cadáver de su tiempo al hombro,
todos,
todos son el Uno,
el Uno
que sólo por amor vuelve a la tierra.
Para saber máis:
- Artigo en La Voz de Galicia (03/11/2015)
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