O xoves e venres pasados tivo lugar no Auditorio do Consello da Cultura Galega o XIII Simposio O Libro e a Lectura: Ler para comprender o mundo. Este simposio reúne a diferentes expertos e promotores da cultura escrita coa finalidade de "reflexionar colectivamente, debater e reivindicar a lectura como cerna e motor de coñecemento".
Foi un alento animador coñecer as iniciativas que se están levando a cabo desde librarías, bibliotecas, centros de ensino, asociacións e editoras para continuar dando á lectura o valor que se merece. Pechouse o simposio cunha intervención de Gustavo Martín Garzo, que debuxou un fermoso esbozo do que implica contaxiar o amor pola lectura, con evocativas imaxes de paporroibos incitando a entrar en xardíns segredos, do lazo entre as apertas e as palabras, do corpo ferido como raíz das historias, ... e neste esquema de ligaduras emocionais, falando da relevancia das palabras e do silencio, fixo referencia un relato de Heinrich Böll (1917-1985) "La colección de silencios del Dr Murke."
Para min foi todo un descubrimento! Böll é un representante da literatura alemana de posguerra ("literatura de escombros"), receptor do Premio Nobel de Literatura no 1972. Desde logo a carta que aparece no relato non é para nada o máis relevante, pero dame a escusa perfecta para deixárvolo no blog. É unha xoia con múltiples capas de lectura que nos recorda que as coleccións verdadeiramente valiosas son as de lugares interiores. Invítovos a gozar da súa lectura (tradución de José Moral Arroyo).
Querida radio: Seguramente no tienes una oyente más fiel que yo. Soy una mujer anciana, una abuelita de setenta y siete años y te escucho a diario desde hace treinta años. Siempre he sido pródiga en alabanzas. Tal vez recuerdes mi carta sobre la emisión «Las siete almas de la vaca Kaweida». Era una emisión magnífica, pero hoy tengo que enfadarme contigo. El abandono en que tiene la radio al alma de los perros va resultando indignante. ¿A eso llamas humanismo? Hitler tenía, sin duda, sus defectos: si ha de creerse todo lo que se dice, era un hombre malo, pero hay algo que no se le puede negar: amaba a los perros y hacía cosas por ellos. ¿Cuándo recobrará el perro sus derechos en la radio alemana? No como lo hiciste en el programa «Como gato y perro», así no; aquello fue un insulto para cualquier ser perruno. Si mi pequeño Lohengrin pudiese hablar, te lo diría. Y cómo ladraba, mi perro querido, mientras se emitía tu desastroso programa, ladraba que a una se le deshacía el corazón de vergüenza. Yo pago mis dos marcos mensuales como todos los oyentes y haciendo uso de mis derechos pregunto: ¿Cuándo recobrará el perro sus derechos en la radio alemana?
Con todo cariño, aunque esté tan enfadada contigo,
tu JADWIGA HERCHEN, SUS labores.
P. D. —Si ninguno de los cínicos sujetos que te buscas como colaboradores es capaz de dignificar el alma canina en la forma debida, sírvete de mis modestos ensayos, que te adjunto. Renunciaría a los honorarios. Los puedes transferir a la sociedad protectora de animales.
Adjunto: 35 manuscritos.
Tu,
J. H.
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