Friday, December 22, 2017

Words in Books: El silencio en la era del ruido


Quizás es uno de nuestros miedos más grandes. Escapamos de él o lo ahogamos cuando nos abruma su oleaje. Nos horroriza su velo de inmutabilidad y vacío. Nos incomoda. Nos inquieta. Nos aburre. La sabiduría popular y los sabios, sin embargo, lo catalogan con benevolencia: Estremecedor, infinito, agudo, sincero, bello, artístico, sabio.

Contra él, la contaminación del ruido y la estimulación: encender la radio o la tele, poner la lista de reproducción en el teléfono o comenzar una conversación banal.

La mera acción de hablar de él es una osadía y un atentado contra su propia esencia, pero parece que esta fría estación trae, accidentalmente, momentos de silencio. El invierno pasado puso en mis manos Biografía del silencio (2016) de Pablo D'Ors, un tratado sobre la meditación que apela a "las palabras que van precedidas de silencio". Este año me envía un libro especial de encuadernación lisa y luminosa, El silencio en la era del ruido (2017) de Erling Kagge, traducido al español por Carmen Montes Cano. Kagge es noruego, y fue el primero en alcanzar los tres polos (Norte, Sur y la cumbre del Everest). Durante sus expediciones experimentó períodos extremos de silencio absoluto. Figúrense: 50 días caminando solo por la Antártica con una radio rota. Usted consigo mismo y punto. Pensamientos, miedos, recuerdos, deseos y esperanzas agolpándose e intentando salir en tropel.

Kagge coge tres preguntas: ¿Qué es el silencio? ¿Dónde encontrarlo? ¿Por qué es hoy más importante que nunca? y hace treinta y tres intentos de respuesta en un libro delicioso que a mí me recuerda a una escape room.  Con un tempo larghetto de pulsaciones más lentas de lo que nos gustaría, nos va dando claves para desbloquear los candados de los ruidos que nos aturden en nuestra vida diaria. El texto nos invita a parar y encontrar el espacio para escucharnos. Las fotografías del volumen, tanto las propias como las de otros (Catherine Opie, Doug Aitken, Ed Ruscha) son espectaculares empujones a continuar en la búsqueda del premio final: ese canal hacia un silencio interior construido que podemos encontrar en cualquier sitio.

"... el silencio conlleva el hecho de maravillarse, pero también le es inherente una suerte de poderío, es como un mar, sí, como una gran extensión nevada. y quien no se maravilla ante ese poderío es porque le tiene miedo. Seguramente sea esa la razón por la que muchas personas temen el silencio" (Jon Fosse, p.21)

"De todos los lugares en los que he estado, la Antártida es el más silencioso" (p.23)

"La naturaleza me decía que guardara silencio. Cuanto más silencio hubiera, tanto más oiría yo" (p.25)

"El silencio es más bien una idea. Un sentimiento. Una representación mental. El silencio que nos rodea puede albergar mucho, pero para mí es más interesante el silencio que llevo dentro. Un silencio que, en cierto modo, creo yo mismo" (p.35)

"Yo no sé hacer punto, pero cuando veo a alguien haciendo punto pienso que esa persona consigue en cierto modo la misma paz interior que yo he experimentado en mis expediciones aunque no haya la misma quietud a su alrededor (...) Se diría que todos, o al menos muchos de nosotros, deseamos volver a algo original, auténtico... y encontrar paz. Encontrar alguna alternativa al ajetreo" (p.39)

"El silencio es enriquecedor en sí mismo. Es una cualidad, algo exclusivo, un lujo (...) O dicho más a la ligera. una forma de vivir experiencias más profundas que la de poner la tele y ver las noticias" (p.47)

"... prefiero hacer algo antes que llenar el silencio conmigo mismo. Prefiero hacer cualquier cosa, o casi.
Con el tiempo he comprendido que muchos de los problemas que tengo residen precisamente ahí" (p.50)

"La capacidad, aprendida o innata, de encontrar la cara opuesta de lo rutinario, lo insignificante, lo fútil, lo repetitivo, lo absurdamente complejo. En pocas palabras: ser unborable (...) inasequible al aburrimiento" (pp.52, 53)

"Sencillamente, no hay un número suficiente de momentos extraordinarios, de modo que también los sucesos repetitivos y anodinos resultan de utilidad" (p.63)

"Claro, todos tememos a la muerte en mayor o menor grado, pero yo tengo la sensación de que el miedo a no haber vivido es más intenso aún. Aumenta hacia el final de la vida, cuando uno comprende que ya empieza a ser un poco tarde" (p.67)

"El silencio consiste en redescubrir la alegría de tomarse una pausa" (p.96)

"Los filósofos Platón y Aristóteles describieron el conocimiento de la eternidad, y con ello de la verdad, como inefable. Platón lo llamó arrheton, "aquello que no se puede decir", y Aristóteles, aneu logou, es decir, "sin lenguaje" o "sin palabra". Allí donde termina el vocabulario, esas dos fórmulas ofrecen la posibilidad de comprender las grandes verdades de inmediato" (p.102)

"Es fácil olvidar que tal silencio visual es una experiencia poco frecuente. Un lujo" (p.104)

"Las palabras pueden arruinar una atmósfera. No dan de sí lo suficiente" (p.118)

"En la música, la ausencia de sonido es algo natural (...) lo que más me gusta son las cesuras, las pausas que hace entre las notas, el silencio que se produce entre los sonidos de los instrumentos" (p.129)

"Según el filósofo Denis Diderot, quien contempla una obra de arte interesante es como un sordo que observa los signos mudos de un objeto conocido" (p.137)

"Lo contrario del silencio es, según Abramović, un cerebro que trabaja. Que piensa. Si deseamos encontrar la paz, debemos dejar de pensar. No hacer nada. El silencio es una herramienta para evadirse del entorno. Si lo conseguimos, se produce algo así como "un alud en el cerebro", afirma la artista" (p.142)

"Cuando la verdad o la realidad no se dejan describir con palabras, como apuntaban Wittgenstein y Helberg, lo que digamos puede minimizarlo todo" (p.146)

"Como amante, he añorado el silencio en ocasiones. Me gusta hablar, y escuchar también, pero la experiencia me dice que la intimidad verdadera se logra precisamente cuando estamos un tiempo sin decir nada" (p.150)


Para saber más:
  • En este enlace de Me gusta leer podéis leer el primer capítulo del libro El silencio en la era del ruido.
  • Poema El silencio de después de Rolf Jacobsen

Trata de acabar ya
con las provocaciones y las estadísticas de ventas,
los desayunos dominicales y los hornos de incineración,
de acabar con los desfiles de modas y los horóscopos,
los desfiles militares, los concursos de arquitectura
y las tres hileras de luces de tráfico.
Déjalo ya y acaba
con los preparativos para la fiesta y las quinielas
de ocho variantes,
familias del índice de consumo y análisis de mercadotecnia
porque es tarde,
es demasiado tarde,
termina ya y vuelve a casa
al silencio de después
que te recibe como una inyección de sangre caliente en la frente
y como los truenos en camino
y como el tañido de potentes campanas
que hacen temblar al tímpano
porque las palabras ya no existen,
ya no hay más palabras,
desde ahora todo hablará
con las voces de piedras y árboles.

El silencio que vive en la hierba
en la parte inferior de cada brizna
y en los espacios azules entre las piedras.
El silencio
que sigue a los disparos y al trino de los pájaros.
El silencio
que cubre al muerto con una manta
y espera en la escalera a que todos se hayan ido.
El silencio
que se posa en tus manos como un pajarillo,
tu único amigo

En Stülheten efterpá— — (1965), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
  • La nota de David Foster Wallace encontrada al lado de su manuscrito (artículo completo aquí): "Bliss — a-second-by-second joy and gratitude at the gift of being alive, conscious — lies on the other side of crushing, crushing boredom. Pay close attention to the most tedious thing you can find (Tax Returns, Televised Golf) and, in waves, a boredom like you’ve never known will wash over you and just about kill you. Ride these out, and it’s like stepping from black and white into color. Like water after days in the desert. Instant bliss in every atom."

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