Una no puede más que sacarse el sombrero ante un libro que cumple todo lo que promete. Un libro de la Colección Micra de la Editorial Minúscula que dice ser de bolsillo y lo es. Que se titula Los palimpsestos (2015), y es palimpséstico. Que está escrito por una polaca (Aleksandra Lun) que dice saber español y lo demuestra escribiendo en español.
Bueno, quizás nos miente un poquito en la cita inicial:
"Sería más razonable de mi parte no meterme en temas drásticos porque me encuentro en desventaja. Soy un forastero totalmente desconocido, carezco de autoridad y mi castellano es un niño de pocos años que apenas sabe hablar" (Witold Gombrowicz, Contra los poetas)
Y es que 1) el castellano de Lun no es en absoluto limitado; y 2) sí se mete en temas drásticos. Pero nos gusta. Y mucho. Los palimpsestos es el diario de Czeslaw Przesnicki, "un miserable inmigrante de Europa del Este y un escritor fracasado" (p.9) que guarda preservativos caducados en el neceser y escribe en antártico. Sufre el síndrome del escritor extranjero y por ello recibe palizas de los escritores nativos y es sometido a la terapia bartlebiana para "curarse".
Pero el remedio no es tal, pues no se puede "luchar contra la pulsión creativa en un lugar tan vinculado a la locura y a la literatura como un manicomio" (p.24), entre ecos y presencias de Hemingway, Zweig, Nicanor Parra, Gombrowicz, Nabokov, Javier Cercas, Vargas Llosa, Sebald, Wittgenstein, Karen Blixen y muchos otros más.
Más que curarse, Przesnicki escribe su segunda novela (palimpséstica en sí misma) en unas viejas páginas de un diario flamenco (neerlandés):
Pero el remedio no es tal, pues no se puede "luchar contra la pulsión creativa en un lugar tan vinculado a la locura y a la literatura como un manicomio" (p.24), entre ecos y presencias de Hemingway, Zweig, Nicanor Parra, Gombrowicz, Nabokov, Javier Cercas, Vargas Llosa, Sebald, Wittgenstein, Karen Blixen y muchos otros más.
Más que curarse, Przesnicki escribe su segunda novela (palimpséstica en sí misma) en unas viejas páginas de un diario flamenco (neerlandés):
"Encontré las hojas de este periódico en neerlandés debajo de mi cama y al principio las utilicé a falta de otro soporte, pero con el tiempo, al estar llenas de palabras en un idioma que no entiendo, me acabaron tranquilizando con más eficacia que la medicación que me suministran los enfermeros" (p.15)
Más allá de la disparatada y divertida historia, Lun hace una interesantísima disección de la figura del escritor y de sus relaciones con los lectores, el mercado editorial caprichoso y sus actitudes hacia medallas y premios.
"Pero los escritores escribimos por unas razones que resultan de nuestra bajeza moral, a saber, ambición, ego desmesurado, angustia, ganas de destacar, arrogancia y miedo de morir. Estas dramáticas circunstancias nos hacen avanzar en las historias que presentamos ante nuestros lectores, unos seres inocentes y generosos que pagan con su propio dinero por regalarnos unas horas de sus vidas" (p.11)
"¿Por qué la gente espera que los autores contestemos a preguntas? (...) Soy autor porque deseo hacer preguntas. Si tuviera respuestas, sería político" (p.136)
Mis partes favoritas son, sin duda alguna, los interludios donde explora la identidad en relación a las lenguas y su temperamento.
"Yo me acordé de unos versos de Cernuda, pensé que los escritores extranjeros vagabundeábamos de idioma en idioma como perros con cataratas" (p.27)
"... las lenguas que no sean nuestra lengua materna son como gatos (...) Los perros son la imagen estereotipada de la fidelidad y por eso solo pueden representar la lengua materna y no la extranjera, que ignora al individuo con la crueldad de un gato o de un sistema totalitario. Ni un gato ni un idioma extranjero pierden el tiempo con quien no los venera a diario, y solo las lenguas maternas y los perros pueden desafiar el olvido, el abuso de poder y el totalitarismo" (p.34)
"Ya verás que la transición de una lengua a otra es como un lento viaje nocturno de un pueblo a otro con tan solo una vela para iluminarse" (p.48)
"Si escribiese en mi lengua materna (...) lo que escribo se volvería particular. Escribo en mi lengua madrastra para que sea universal" (p.66)
"... para un escritor cambiar de idioma es como escribir una carta de amor con un diccionario" (p.90)
Aleksandra Lun tiene una imaginación llena de bizarrismo y una pluma que parece una cuchilla. En el palimpsesto-miniatura que nos presenta, puedes quedarte en la superficie o ir borrando capas para adivinar la anterior e ir profundizando. En ambos casos, te dejará pensando.
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