Cheguei a Marina Tsvietáieva (1892-1941) por accidente. Nun destes típicos escaneos fugaces dos estantes dunha libraría chamoume a atención o libro Diarios de la Revolución de 1917 (2015), traducido ao español por Selma Ancira.
Tsvietáieva foi unha poeta precoz, inclasificable, un espírito libre que se negou a cinguir a súa arte a definición algunha. Viviu en Rusia ata 1922, ano no que se exiliou, primeiro en Bohemia e despois en Francia. Neste mesmo ano comeza a súa correspondencia con Boris Pasternak, o gran poeta ruso do que foi musa e apoio moral, e do que se conservan dezanove cartas dela e oitenta e catro del, recollidas no libro Cartas del verano de 1926, que aínda non lin pero lerei.
En 1939 volveu á Unión Soviética onde dous anos máis tarde, despois de que o marido fose fusilado e un dos seus fillos morrera traballando nun campo de minas; condenada ao ostracismo, puxo fin á súa vida, aforcándose - disque coa mesma corda que empregara para a súa maleta no exilio. "Como non aforcarse - diría anos máis tarde a escritora rusa Nina Berbérova - cando a adorada Alemania bombardea o teu querido Moscú; os vellos amigos, asustados, se apartan de ti, os xornais acúsante e non hai nada que comer".
Diarios de la Revolución de 1917 recolle fragmentos dos diarios de Tsvietáieva durante un dos períodos máis dramáticos da historia de Rusia, onde "un cataclismo derivou nun réxime sanguinario de burocracia e terror. (...) unha calamidade que anegou a un país do tamaño dun continente enteiro" (Muñoz Molina, El País, 13 de febreiro de 2016)
Nese collage de fragmentos, Tsvietáieva recolle a súa tremenda peripecia vital: a soidade e penuria que a revolución trouxo consigo. O resultado, como indica Acantilado, é un "texto íntimo cargado do lirismo e a beleza lúcida dunha voz persoal e sedutora".
O contido está organizado en 9 seccións ademais das notas da tradutora e un índice onomástico. Aquí vos presento extractos de tres das seccións. Estes primeiros pertencen a "Mi buhardilla" (sección 5):
"Ya no ríe"
(Inscripción sobre mi cruz) (p.128)
Doy, como todo lo que hago, por una especie de aventurismo espiritual -por una sonrisa - mía o de otro.
¿Qué me gusta en el aventurismo? - La palabra. (p.130)
Nobleza del corazón - del órgano. Una alerta constante. Es el primero en dar la alarma. Podría decir: no es el amor el que hace latir mi corazón, sino los latidos de mi corazón son los que engendran el amor.
El corazón: más un órgano musical que corporal.
El corazón: sonda, cordel, dinamómetro, termómetro: todo - menos cronómetro del amor. (p. 132)
De una carta:
"Si ahora usted entrara y me dijera: "Me voy por tiempo indefinido, para siempre", -o: "Creo que ya no la amo", - yo, probablemente, no sentiría nada nuevo: cada vez que usted se va, cada minuto que usted no está - no está para siempre y no me ama".
En mis sentimientos, como en los de los niños, no existen grados. (p.135)
Unha escolma de citas de "De la gratitud" (sección 6):
Tomo, como doy: a ciegas, con la misma indiferencia por la mano que da, como por la mía, que recibe. (p. 151)
Tomar - es vergonzoso, ¡no!, dar - es vergonzoso. Quien toma, ya que toma, deja claro que no tiene; quien da, ya que da, deja claro que tiene. Evidente confrontación entre el tener y el no tener....
Habría que dar de rodillas, como piden los mendigos.
Dar es mucho más fácil que tomar - y mucho más fácil que ser. (p.157)
Un extracto de "Fragmentos del libro Indicios Terrestres" (sección 8):
La gente de teatro no soporta cómo leo mis poemas. "¡Los destroza!". No entienden, mercachifles de versos y de sentimientos, que la tarea dal actor y la del poeta son distintas. La tarea del poeta: tras descubrir - encubrir. La voz es para él una coraza, un antifaz. Sin el velo de la voz - está desnudo. El poeta siempre borra las huellas. La voz del poeta - como agua - apaga el incendio (de la poesía). El poeta no puede declamar: es vergonzoso e insultante. el poeta -es un solitario, el escenario es para él - la picota. ¡¿Ofrendar su poesía con la voz (¡el más perfecto de los conductores!), utilizar a Psique para el éxito?! ¡Ya tengo bastante con el gran compromiso de la escritura y la publicación! (p.167)
E finalmente un poema que non vén no libro, adicado a Boris Pasternak.
A Boris Pasternak
Distancia: kilómetros y kilómetros?
Nos han dispersado, transplantado
nos han ¡y qué bien estamos
en los lejanos horizontes!
Distancia y lejanías?
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron
sin saber lo que destruían: la unión total.
De suspiros y tendones
nos malquistaron, nos esparcieron
y exfoliaron.
Muro y foso.
Separados, como las águilas.
Conspiradores y lejanías?
No nos desbarataron; nos perdieron
por los tugurios de las latitudes:
disgregados como huérfanos.
¿Cuál es, pero cuál es, marzo?
¡Como a las barajas nos han cortado!
(Versión de Carlos Álvarez)
Distancia: kilómetros y kilómetros?
Nos han dispersado, transplantado
nos han ¡y qué bien estamos
en los lejanos horizontes!
Distancia y lejanías?
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron
sin saber lo que destruían: la unión total.
De suspiros y tendones
nos malquistaron, nos esparcieron
y exfoliaron.
Muro y foso.
Separados, como las águilas.
Conspiradores y lejanías?
No nos desbarataron; nos perdieron
por los tugurios de las latitudes:
disgregados como huérfanos.
¿Cuál es, pero cuál es, marzo?
¡Como a las barajas nos han cortado!
(Versión de Carlos Álvarez)
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