En entradas anteriores os presentábamos a Chema Madoz, en sus fotografías de manos primeramente, luego en otras centradas en las palabras, y de nuevo lo recuperamos hoy. Madoz a veces se basa en alusiones literarias o en desplazamientos literales de un objeto, o quizás simplemente modifica su contexto de uso. Esto es lo que sucede cuando transforma un mapamundi en un sobre; o una hoja o la sombra de una ventana en la pared en cuartilla de papel que registra un texto. Esta práctica del absurdo aparente nos lleva, más allá de la primera sonrisa o de la carcajada inmediata, a reflexionar sobre las evidencias y sobre aquello en lo que se basan.
Su particular querencia por las cerillas lo lleva a equipar con fósforos medio consumidos un enchufe o reemplazar la mina de un lápiz con una cerilla nueva (indispensable para esos textos que echan chispas) o la muy gráfica última imagen que os dejamos de la hoguera de lápices.
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