XI
Tú cultivas las flores del olvido y de memoria
del jardín de la casa.
Tú deslizas la mano por el rostro del día
para calmar la fiebre.
Tú trajiste palabras nuevas
y tejes una canción que repite mi boda.
Tú aprendiste a leer mi rostro en la penumbra
y a descifrar las sombras de mi cuerpo.
Tú no has partido nunca,
te encuentras atrapada en mi memoria.
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