Friday, October 13, 2017

Letters in Books: ¿Dónde vamos a bailar esta noche?

Sabes que tú también lo haces a veces. No disimules. Todos lo hemos hecho en algún momento de nuestras vidas. Sabes bien de lo que te hablo. Entras en una librería y allí está. Un tango visual. Te engancha la pupila, te la acaricia, le pega una barrida, la enrosca, y la deja boquiabierta y confusa con una cuarta impetuosa. Decides que tienes que tocarlo. Tiene que ser tuyo. Para justificarte, lees el resumen de la contraportada, pero  en tu interior, reconoces que ya es demasiado tarde. Te lo vas a comprar sí o sí. Y fue por la portada. Sólo por el título y la portada.

No hay que sentirse mal, al fin y al cabo, esa cubierta fue diseñada meticulosamente para atraparnos e intrigarnos; para que cojamos el libro del estante y nos lo llevemos. Bravo. Bravo, Rodrigo Sánchezeres un genio del diseño.

¿Dónde vamos a bailar esta noche? (2017) es el estreno de Javier Aznar,  y mi descubrimiento del autor, licenciado en Empresariales (ICADE) aunque su vocación es el periodismo. Lo compré en un impulso de amor a primera vista. En la caja, el librero me reafirmó en la elección cuando dijo: "Es buenísimo, se nota que escribe sin pretensiones, desde la experiencia".


Y así es. Llevo una racha en que cuadra que los libros que llegan a mis manos de esos que te arrancan una sonrisa, y ¡cómo se agradece! Aznar va construyendo un tapiz con historias y anécdotas, un retrato vital en el que el autor aparece como héroe, espectador, artista o fantasma, pincelando una preciosa autobiografía de la imaginación.

Retrata diferentes momentos y etapas de la vida, porque como confirman las citas que abren el volumen, "No se recuerdan los días, se recuerdan los instantes" (Cesare Pavese) "Mi último refugio: los placeres sencillos (...) (Tracy Lett); "No echaba de menos nada, salvo lo que ya comprendía que se iba llevando el tiempo" (Fernando Savater).

"Versa sobre lo efímero" como nos adelanta David Gistau en el prólogo, pero también sobre lo permanente, esos rasgos que nos definen e identifican como generación. La generación del pan con Nocilla, los últimos de la EGB, los que vivimos los dos lados, el analógico y el digital, los que somos acusados de egoístas y narcisistas. Llámanos como quieras millennials, Generación Y, generación Peter Pan, Xennials,... que más da.

"Todos los que pertenecemos a la misma generación compartimos una serie de virtudes y defectos que llevamos por bandera.
Para bien o para mal" (p.207)

"Soy de esa generación que cuando escucha el nombre de Beethoven lo primero que le viene a la cabeza es la imagen de un san bernardo gigante. Ya luego un pianista sordo" (p.24)

"Porque me pareció una metáfora perfecta de nuestra generación. La historia de nuestras vidas. Tenemos tal cantidad de información a nuestra disposición que a veces hasta nos genera problemas a la hora de tomar decisiones. Somos un océano de conocimiento de un centímetro de profundidad" (p.82)

"Sobre todo nos angustia no ser tan felices como lo felices que deberíamos ser. Somos una generación moldeada por Facebook, Instagram y las películas (...) Porque todos nos hemos vuelto publicistas de nuestras propias vidas" (p.85)

Autorretratos personales de un flâneur que pasea por bibliotecas, playas, bares o calles de Nueva York, Madrid o Croacia y nos habla de discos grabados para aquella persona que te gusta, chicas que lloran ginebra, chicos que se aburren rápido, canciones de verano, cromos falsificados, running, hipsters, cronuts, series, hashtags selfies. Alude a referentes tan nuestros que sentimos los relatos como propios: Clint Eastwood, Friends, Enrique Urquijo, Íñigo Montoya, Cobi, Melrose Place, Kevin Bacon, Beyoncé, Lorca, Mejor imposible, Kill Bill, García Márquez, anuncios de estrella Damm, las New Balance o "La Mayonesa".

Y en el corazón de estos autorretratos, subyacen las conclusiones propias, las reflexiones vitales de quien se encuentra en el verano de la vida. Reflexiones que huyen de la pedantería moralizante y el misticismo y optan por el dandismo ligero con un punto hedonista, sexy y seductor.

"Muchas veces veo la vida (...) una sucesión de momentos de inadvertida y efímera felicidad que, de la noche a la mañana, desaparecen ante nosotros"

"En una de mis viñetas favoritas del New Yorker, sale un grupo de mafiosos en un sótano planeando las distintas formas de torturar a un rehén que tienen amordazado y el capo sugiere de forma malévola: "Primero dejémosle solo ante las estrellas para que sienta lo insignificante que es" (p.22).

"Decía Ray Loriga que la memoria es el perro más estúpido: le tiras un palo y te trae cualquier otra cosa" (p.26)

"Lloras porque el avión es una metáfora de la vida: crees que lo tienes todo controlado hasta que viene la primera sacudida" (p.52)

"Te fuiste, pero te dejaste dentro de mi cabeza las luces encendidas, el gas abierto y el horno puesto. Y yo había perdido las llaves" (p.78)

"En una ocasión leí que la gente que más te ayuda es la que entra y sale de tu vida, como un fantasma. Como Mafalda.
En esos días de primavera disfrazados de invierno, esos días en los que uno puede escuchar goteras de la lluvia cayendo en el corazón, me acuerdo de Rain in My Heart, de Sinatra" (p.99)

"Hay que elegir bien a quién miras. Curiosa lección, viniendo de un ciego" (p.112)

"Es curioso cómo los libros nos sobreviven y dicen más de nosotros que las fotos" (p.113)

"Hay ocasiones en las que uno se odia profundamente. Lo peor es cuando, encima, tienes toda la razón del mundo para hacerlo" (p.139)

"(...) me sorprendo a mí mismo siendo incapaz de reunir la atención suficiente para leer treinta míseras líneas. Enseguida huyo a Twitter, Instagram, Facebook o WhatsApp, que son como fiestas de veinticuatro horas en las que siempre hay ambiente y a las que asomo el hocico para huir de la soledad..." (p.142)

"Porque la vida, a veces, consiste en placeres tan secretos, mundanos e intensos como limitarte a disfrutar viendo a otros disfrutar" (p.170)

"Y que las desilusiones son fiestas sorpresa de disfraces que te haces a ti mismo en las que el único que no va disfrazado eres tú" (p.176)

"Un día me dijo que viajar era pasear un sueño" (p.187)

"Le había escrito una carta al Maletas. Y le pedí a mi padre que me la pasara a máquina, porque me parecía mucho más elegante" (p.187)

"Porque la vida, al fin y al cabo, no es más que eso: un paseo. Al menos que sea divertido, ¿no?" (p.212)

"La primavera es el momento perfecto (...) Lo que más me gusta de esta época del año es que supone el comienzo de muchas cosas que van a acabar en breve. Me gusta ese tipo de sensaciones. Como meterte en un cine o un viernes que pronto será lunes. Hay una belleza inabarcable, casi mágica en lo efímero" (p.256)

"Ahora, en cambio, todo está fabricado para durar poco. Todo se queda obsoleto enseguida. Generalmente resulta más barato comprar algo que repararlo.
Es algo extensible a las relaciones. Las gastamos y no tenemos interés en hacer el esfuerzo por repararlas. Chupamos la sangre, exprimimos su utilidad y no dudamos en tirarlas luego a la basura" (p.265)

"Un fenómeno parecido me ocurre con las palabras. Aprendo el significado de una palabra nueva en español y, como por arte de magia, esa palabra comienza a brotar por todos lados (...) Esto ocurre con las personas también. Hay quienes son como la Patrulla Canina. Personas que, de repente, cuando las conoces, pasan a estar presentes en tu día a día. Casi sin querer" (p.279)

Y por último, una selección de mis cuatro relatos favoritos:

Quemando suela

"Y me da un ataque de risa mental. Es como si estuviera en el frente de la batalla leyendo la carta de algún amigo.
Corro por puro egoísmo. Corro por mí. Corro para estar solo. Corro simplemente para llegar a ese cono de silencio del que habla Leila Guerrero. "Corro porque me gusta sentir la fuerza de los músculos, la arrogancia del cuerpo y porque cada vez es la primera: porque cada vez hay que remontar el agobio y las ganas de no correr y el horror de los primeros minutos hasta que, en algún momento, todo desemboca en un cono de silencio en el que no hay tiempo, ni frío, ni calor, ni cansancio, ni desesperación, solo la voluntad de permanecer allí para siempre, en ese lugar horrible como si fuera el paraíso. Corro. Corro poco, corro treinta minutos cada día, pero corro. Corro para aprender a aguantar lo que no se aguanta, para no llegar a ninguna parte, para romper el insano silencio del mundo. Para sentir, parafraseando a Clarice Lispector, que soy más fuerte que yo misma" (p.61)

Maneras de vivir

"Es curioso que tras tantos años, tras tantas cosas en mi vida, uno siga aferrado a los rituales de la infancia. Como si esos rituales ordenasen el caos del mundo. Como si fueran un tablón de madera al que agarrarse tras el naufragio" (p.72)

Vietnam sentimental

"Estás atrapado, una vez más, en un Vietnam sentimental. 
No sabes ni por dónde te pega el aire. Las balas silban a tu alrededor, el ruido es ensordecedor y, por mucho que mires, no aparecen refuerzos que te saquen de ahí. Cualquier paso en falso y una mina te convertirá en confeti. No sabes ya ni por lo que estás luchando. Ni siquiera si merece la pena" (p.198)

"Sí. Admiro esa forma tuya de obviar el peligro, esa fuerza y esas ganas que siempre tienes para meterte en fregados y jardines aun a sabiendas de que vas a salir escaldado (...) aciertas poco, pero insistes y nos convences a todos" (p.202)

Una mariquita en la ensalada

"Siempre me pareció una historia muy ilustrativa sobre la importancia relativa que damos a nuestros problemas. Problems a veces tan insignificantes como un insecto y de los que, sin embargo, hacemos un mundo. Esas mariquitas capaces de hacer descarrilar trenes" (p.248)

Hermoso y fresco, es el enlace ideal entre el calor residual del verano que rehúsa irse y el ruido crujiente del otoño que no se atreve a hacer su entrada triunfal.

Para saber más, una entrevista con Javier Aznar y un artículo haciendo referencia a su blog "Manual de un buen vividor" que no he podido encontrar por ningún sitio.

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