Monday, October 9, 2017

The Heart in Books: El mejor amigo del oso

Como muchos de vosotros, guardo un hueco en mi biblioteca personal para la literatura nórdica. Llegué un poco tarde. Cuando la mayoría ya era fan de Henning Mankell, Jo Nesbo, o Jonas Jonasson yo los leí posteriormente, y lo que me enganchó a la vena nórdica fue la recomendación de Dolores Gómez de la saga (inicialmente trilogía) Millennium de Stieg Larsson. Aunque denostada por muchos, me parece que Larsson consiguió un gran logro: coger un género que normalmente era más popular entre el público masculino (thrillers sobre tecnología, hackers y conspiraciones) y feminizarlo. No entraré en detalles sobre cómo lo hace o si es mejorable, el caso es que es un triunfo.

Hace ya un tiempo, Raquel Pastoriza me había prestado O bosque dos raposos aforcados (2005), de Arto Paasilinna en Rinoceronte Editora traducido por Tomás González Ahola. El libro me sorprendió muy gratamente. Convencionalmente, no solemos pensar en los finlandeses como epítomes de la diversión y el buen humor, viviendo en semioscuridad la mitad  del año, refugiándose del frío en sus saunas, y con una de las tasas de suicidio más elevadas del mundo. Y por eso mismo me chocó O bosque dos raposos aforcados, porque de los libros que me hacen reír no suelo olvidarme fácilmente. A raíz de la experiencia tan positiva, vino la adquisición de de La dulce envenenadora (os lo contaba aquí), que pasó a engrosar la pila de libros comenzados que iré terminando cuando me venga en gana y sea su momento.

Sin embargo, Paasilinna volvió a mis manos de nuevo gracias a un nuevo préstamo (de Alejandro Amor en este caso) que tampoco defraudó en su lectura: El mejor amigo del oso (2009), traducido para Anagrama por Dulce Fernández Anguita.


Una vez más, el prolífico Paasilinna demuestra que de todo se puede hablar con humor, hasta de la religión y las crisis de fe. Como en la mayoría de sus textos, elige la Finlandia rural (el 76% del país está cubierto de bosques o prados) para presentar un argumento disparatado: Oskari Huuskonen, pastor luterano de Nummenpää, recibe un cachorro de oso como regalo de sus feligreses en su cincuenta cumpleaños.

Lo que sigue, es realmente la colección de aventuras picarescas de Huuskonen, un pastor desencantado  que ha perdido su fe y busca una vía de escape con su oso Lucifer (más tarde renombrado Belcebú). En esos viajes, irán cruzando caminos con todo tipo de personajes (mujeres excéntricas, funcionarios borrachos, turistas, burócratas) en los escenarios más diversos (la península de Kola, el Atlántico, el mar Blanco, Solovetski, el Mar Negro, Odesa, Malta,...), pero siempre haciéndonos reír en voz alta, burlándose básicamente de todo lo que puede, incluso de aquello generalmente considerado políticamente incorrecto.  Así, encontramos episodios tipo sitcom con cariz televisivo

"Al regresar a la rectoría, se encontró a su mujer en el patio trasero atizando a Lucifer con la palmeta de sacudir las alfombras. El osezno intentaba defenderse y hasta se atrevió a enseñarle los colmillos, pero para cuando Oskari llegó al lugar y acudió en su ayuda, ya había recibido una buena zurra.
La pastora estaba que se ahogaba de rabia. Durante el día, sin nadie que lo vigilara, el cachorro se había dedicado a mordisquear la alfombra..." (p.57)

"Cuando al caer la noche el pastor se marchó a su casa, la viuda preparó su cama y quiso acostar al osezno a su lado. Al principio Lucifer no entendió muy bien que le estuvieran dando permiso para meterse en el lecho, pero en cuanto Sami le acarició el cogote y le habló con su dulce vocecita, el cachorro llegó a la conclusión de que en aquella casa todo estaba permitido y, pegando un brinco, se apropió del sitio del difunto Santeri. Y lo bien que durmieron el oso y la viuda aquella noche, calentitos los dos y tan feliz ella de tener un compañerito tan peludo con quien compartir su cama" (p.62)

"El obispo, que era medio bobo (...) susurró alegremente: 
- Yuhuuuuu... Oskariiiii, ¿qué andas haciendo ahí abajo? ¡Venga, sal ya, chavalote!
De las profundidades surgió como una exhalación la jabalina, con su bengala encendida en la punta. Con un sonido repulsivo, la punta de acero le entró al primado por debajo de la clavícula derecha y, atravesándole los músculos, se le clavó en la paletilla. El obispo cayó al suelo de costado con la jabalina hincada en el pecho, agitando las piernas con frenesí. La bengala le había quemado los faldones de la camisa, dejándole el ombligo lleno de hollín" (pp.87, 88)

"Mientras tanto, arriba, Belcebú se había dedicado a husmear cuidadosamente por la habitación, y hete aquí que encontró el baño, abrió el grifo del agua caliente y, tras comprobar que ésta salía en condiciones, se pegó un baño de padre y muy señor mío. Tanja le dio champú y el animalote, cómodamente sentado en la bañera, se enjabonó de arriba abajo. Y así estuvo casi una hora, en remojo y tan ricamente. Era su primera oportunidad después de medio año. Luego se levantó y se sacudió hasta la última gota de agua de la pelambre, salpicándolo todo" (p.232)

El humorismo de Paasilinna no es alegre, acercándose en su negrura al de Swift y lindando más con los laberintos de la desesperación que con el decorado de la felicidad convencional,

"Al pasar por la calle principal del pueblo, se cruzaron con el jefe de los bomberos, Rauno Koverola, el cual, nada más verlos, los saludó agitando la mano y paró su coche:
- ¡Vaya con el oso, está hecho un chavalote! Y qué, ¿ya ha cagado el tapón instestinal?
- No, aún no. Es que se ha despertado hoy mismo (p.125)

"Usted y su buen oso han logrado cambiar las tornas en lo que se refiere a futuras guerras religiosas. Calculo que por lo menos un millón, y puede que hasta diez millones de personas, habrán salvado la vida gracias a ustedes. No es una mala cifra, dadas las circunstancias" (p.285)

"En caso de naufragio lo mejor que uno puede hacer es pegarse un tiro - aseguró Vasili, y se encendió un cigarrillo" (p.292)

No obstante, la parte más polémica del libro es, para mí, también la más divertida. Hablo de los efectos de la pérdida de fe en Oskari Huuskonen: sus escarceos amorosos con Sonja y Tanja (además de las mujeres de poblaciones cercanas que va inseminando), su aficción por el lanzamiento de jabalina en vertical y sobre todo, los incendiarios artículos para la prensa y sus homilías.

"En su artículo, titulado "Las hazañas bélicas de Nuestro Señor Jesucristo", Huuskonen había escrito que Jesús, contando con el apoyo de un ingente grupo de partidarios a los que había congregado, había decidido marchar sobre Jerusalén y hacerse dueño del poder. Es decir, que su entrada en la Ciudad Santa no había tenido nada que ver con la que habitualmente aparecía representada en las estampitas, pacífica y a lomos de un asno, sino que se había tratado de la irrupción brutal de un comando paramilitar de guerrilleros en el tempo de Jerusalén. Jesús disponía de un grupo de élite formado por fanáticos a los cuales denominaba "discípulos", los cuales estaban acostumbrados a usar la fuerza sin reparo alguno" (p.64)

"Oskari se dio cuenta de que también los curas podían hablar con claridad si lo deseaban y ello no debilitaba el alcance del mensaje divino, al contrario: los fieles escuchaban atentos y seguían con interés lo que su pastor tenía que decirles" (p.75)

"La Iglesia luterana y las fuerzas armadas se llevaban mejor de lo que la gente creía. El consuelo espiritual es de gran importancia en las guerras..." (p.85)

"En el pueblo comenzó a correr el rumor de que el pastor Huuskonen estaba poseído y que el culpable era un diablo meridiano de la peor calaña. Vamos, que las mujeres lo traían chocho, mira tú, el viejo..." (p.114)

"Cierto que Belcebú había hecho trizas alguna que otra sotana, que la sangre derramada por los exaltados había sido abundante y que había habido algún hueso roto, pero no hay mal que por bien no venga, ya que todos los contendientes habían enterrado sus hachas teológicas y se habían sentado pacíficamente a elaborar el acta final de la conferencia" (p.285).

Más allá del humor (que no es poco), el relato está enriquecido con notas históricas como la tragedia del monasterio de Solovetski (Rusia) o la participación de Finlandia en diversos conflitos políticos y bélicos. Unas notas históricas que no ralentizan el ritmo narrativo ni resultan pesadas, sino que perfilan el contexto sociocultural a la vez que se integran en la narrativa.

Los libros de Paasilinna han sido traducidos a 39 idiomas y de algún modo lo han convertido en figura de culto, con un humor que parece transcender las barreras culturales y lingüísticas. Os invito a dejaros seducir por Paasilinna, su visión de la libertad y su capacidad para destilar humor de las situaciones más desesperadas.

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