Tuesday, October 17, 2017

Postcards in Books: La dulce envenenadora

Desde principios de los años 70, Arto Paasilinna ha escrito una novela al año, normalmente sobre extranjeros y/o inadaptados que se escapan a bosques prístinos, rompiendo sus lazos urbanitas para lanzarse a una autosuficiencia idílica. Pero este humor ligero y rebelducho es realmente una tapadera para unas fábulas profundas que elevan a Paasilinna a la categoría de ecofilósofo. 

La editorial Anagrama nos ha traído varias novelas del escritor y periodista finlandés traducidas por Úrsula Ojanen, Eduardo Vila Santos, Dulce Fernández Anguita y Juan Carlos Suñén. De hecho, ya os hablé en una entrada anterior de El mejor amigo del oso, de la misma serie. Hoy os traigo otra novela más breve e igual de divertida.


Se trata de La dulce envenenadora (traducción de 2008, original 1998), una historia que comienza con una estampa encantadora, “Una ancianita de aspecto agradable en un sereno paisaje campestre” (p.7) cercano a Helsinki. Pero Linnea Ravaska, la viuda octogenaria protagonista de la novela, no tiene una vida tan idílica, pues su sobrino Kauko y sus amigos vienen cada mes a robarle la pensión y destrozarle el jardín y la sauna. La vieja se harta y decide vengarse.

El argumento no parece demasiado original (The Ladykillers, Arsenic and Old Lace), pero recordemos que se trata de Paasilinna, y con él lo original llega por el camino largo. Su estilo narrativo es formal y deliberadamente sencillo, y la prosa ágil. Combina esas características con la farsa y la paradoja para criticar y exponer los males de la sociedad finlandesa con gran lucidez e irreverencia sublime y el resultado es una chifladura ridícula con un profundo trasfondo irónico que nos arranca una sonrisa.

"Kauko Nyysönen estaba completamente de acuerdo con ella, las pensiones eran escandalosamente insuficientes. Un ejemplo de injusticia social que clamaba venganza (...) El sistema social de aquel país de imbéciles era una puñetera mierda" (p.15)

"Lo bueno de acostarse con un médico era que éste no confundía el culo con el pulso y que después lo dejaba todo muy limpito" (p.20)

"Por regla general, antes se acaba el discernimiento que el aguardiente" (p.28)

"A ojos de de la coronela Linnea Ravaska, el maquillaje se podía comparar con los preparativos militares (...) Cuando se trataba de armarse para la batalla, tanto las naciones como las mujeres debían mostrar cierto sentido de la elegancia, para no perder la virginidad o la independencia y no tener que derramar en vano su sangre o sus lágrimas amargas" (p.42)

"Esa misma mañana abrieron la caja de cartón que Jari había robado; no contenía bonos de ningún tipo, sino dos mil tarjetas de las que el consulado argentino acostumbraba enviar como invitaciones para sus fiestas [para] un almuerzo diplomático previsto para diez días después en el Hotel Kalastajatorppa (...) se reservaron media docena de las tarjetas para su propio uso, las rellenaron y se las enviaron diplomáticamente a las direcciones privadas de los policías y vigilantes de calabozo más cabrones de todo Helsinki y alrededores" (p.135)

Los temas fundamentales podrían ser también los de nuestra propia sociedad: Vejez olvidada, juventud marginada, desmoronamiento de las instituciones, trivialidad del mundo de la investigación, droga, alcoholismo y sida.

"Se había convertido en algo habitual que los viejos fueran atracados y pateados en las calles y raras veces los transeúntes se molestaban siquiera en llamar a una ambulancia que recogiese a las pobres víctimas" (p.95)

"A muchos ancianos los asaltaban a pleno día, ésa era la dura realidad" (p.100)

"Las diferencias sociales eran aún más abismales si se comparaba el estilo de vida de Linnea con el suyo. ¿Había derecho a que una ancianita tan frugal percibiera más del doble de la pensión de un hombre joven y vigoroso, cuyos gastos alimenticios superaban con creces los de una vieja escuchimizada?" (p.58)

"Realmente, la juventud de hoy había rebasado todos los límites si ni siquiera los muertos estaban a salvo de sus bromas de mal gusto" (p.129)

"Pera Lahtela, ya se había pulido todos los subsidios habidos y por haber (...) El más joven del trío, Jari Fagerström, tenía derecho a cobrar el paro, ya que aquel invierno había estado trabajando unos cuantos meses en una gasolinera de Lauttasaari" (p.57)

"Ya que los policías no habían sido capaces de detener a los sospechosos, se quedaron en la finca (...) La tarea les pareció mucho más agradable cuando se dieron cuenta de que en medio del jardín les esperaba, aún crujiente sobre las calientes brasas, el delicioso lechón asado y a medio comer (...) Así que, al darse cuenta del hambre que tenían, se pusieron a zampar alegremente en medio del bello paisaje veraniego" (p.46)

"Finlandia era un estado policial y la asistencia social era digna de la Edad Media" (p.59)

"Aún así, Finlandia era la tierra prometida de la burguesía" (p.61)

"Se trataba de una investigación multidisciplinar (...) Expertos de la Universidad de Tampere habían observado que los jóvenes finlandeses empleados en las fábricas de automóviles suecas eran, por algún motivo, más propensos al alcoholismo que los representantes locales que formaban parte del grupo comparativo. Y aquella singularidad precisamente era la que ella iba a investigar a fondo" (p.140)

"Una tenaz anguila gigante, que acababa de regresar a Finlandia después de desovar en el Mar de los Sargazos, dio con el cuerpo de Fagerström, que se hallaba justamente en el punto de descomposición adecuado, y lo aprovechó con delectación, engordando a ojos vista y, para su vergüenza, contagiándose de paso del peligroso virus del sida" (p.159)

La dulce envenenadora con su argumento bellamente enredado, constituye un excelente punto de contacto para cualquiera que quiera entrar en el universo Paasilinna.

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