Tuesday, December 12, 2017

Letters in Poems: Juan Luis Ramos (IV)


LA CARTA

Parece que ya sólo templen el aire
siluetas de grajos
y gavilanes - se dice.
Un muchacho con una ridícula corona
de espinas
ha ido apareciendo despacio
desde detrás del barranco.
Zigzaguea lentamente absorto
en el resplandor del cuarzo o en el himno
del viento.
Se acerca sin mirarlo
y le entrega una carta. De súbito
comienza a silbar la cafetera.
Sobrecogido, el mensajero corre
de nuevo hacia el barranco
apretando los puños. Un perro
salta hacia él, mas se detiene pronto,
hastiado. Las hojas de la higuera
vibran contra las láminas copiosas
de la tarde que cae.
Es una carta sensata
aunque ha recorrido un largo
camino. En la estampilla un pálido
marinero sostiene sin esfuerzo un delfín
alado. Todo es correcto. Entrevé en el remite
a un lejano pariente, al recordar
su vana pasión por la vida sonríe...
Desliza las yemas de los dedos
sobre la cuartilla. Tiene un tacto
untuoso. Los renglones marcados en verde
sobresalen como trazos de saetas
imaginarias hacia los corazones
de sus víctimas. Todo
parece correcto. La letra es clara,
hermosa, puntiaguda.
Denota un hondo amor
al prójimo. Todo sin duda
está en orden. Ninguna desdichada sorpresa
cabe esperar. El hombre que huyó
al confín del páramo para escapar
de lo imprevisto no se fía de nadie.
Toda precaución es poca.
Sin embargo nada es ahora extraño,
ninguna inesperada fiera puede asaltarlo.
Se apresta, riguroso, a leer.
Y nada entiende. Ni una sola
de aquellas palabras que sabe escritas
en su lengua. Ni una sola de aquellas
frases melodiosas que sabe precisas,
confortadoras, describiendo quizá
pasajes banales, dando cuenta feliz
de nacimientos. Todo está en perfecto
orden. Mas no puede descifrar el contenido
de aquellos signos tan familiares,
de aquellos dibujos mil veces vistos.
Ha comenzado a cerrar la noche.
Enciende la lámpara. Contempla de nuevo
la cuartilla. Sigue estando todo en orden.
En el mismo orden. El delfín alado
de la estampilla sobrevuela con desgana
a un marinero pálido que hace gestos
o manda avisos. El perro araña la puerta
y gruñe inquieto, la luz de los astros
mordiéndolo. Gira la hoja
en el sentido de las agujas del reloj.
La mide. La contempla
estupefacto. Cruje la noche, el ladrido
lastimero del perro.
Nada anormal, nada en la falsa
casilla. Nada
entiende.
Hunde la cabeza en el pecho.

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